martes, 14 de febrero de 2017

Cata Patata





Cata Patata y sus grandes fiestas


Todo el mundo sabe que la tribu de las patatas es una de las más extensas, orgullosas y alegres del mundo. El origen de esta tribu data de hace unos 7.000 años, en los Andes. Desde allí se extendieron a Europa, y por fin a todo el mundo, estando presente de forma diaria en la vida de una gran parte de las personas.

 Por eso las patatas están tan orgullosas de ser lo que son y aprovechan cualquier ocasión para celebrarlo. Una de las más famosas anfitrionas de la tribu de las patatas es Cata Patata, originaria de una importante familia quechua, que vive en lo que ahora llamamos Perú. Sus fiestas son conocidas en el mundo entero. Patatas de todas partes acuden a su invitación, ya que es un honor asistir a los eventos de una patata con un origen tan célebre.

 Entre ellas, siempre acuden invitadas de gran abolengo: Patatas Michune, Pachacoña, Huamaganta, Colorada… —Esta es la última fiesta que organizo— exclama Cata Patata cada año cuando sale por la puerta la última invitada. —Estoy agotadísima. Pero año tras año vuelve a las andadas, y cuando empieza la temporada de lluvias comienza a idear la próxima fiesta que siempre se celebra el 30 de mayo, día nacional de la papa en el Perú. 

Para la fiesta de este año ha decidido pedir a las representantes de varios países que organicen una exhibición de sus mejores recetas, así que hay una gran expectación. El día de la fiesta amanece soleado y resplandeciente. Cata Patata y todas sus amigas peruanas se han puesto muy hermosas para la ocasión y la huerta de Cata Patata está totalmente engalanada. Las primeras invitadas comienzan a llegar y los nervios se apoderan de la comitiva.

—Rápido, rápido, ya veo llegar por el camino de abajo a la comisión India. ¡Fijaos qué saris más hermosos! —Detrás de ellas llegan las irlandesas, con sus gaitas y sus violines. Y al fondo de todo me parece estar viendo a las colombianas, luciendo preciosas faldas de colores. En cuestión de dos horas la huerta es un guirigay. Colombianas e irlandesas han improvisado un baile entre ellas. Las estadounidenses no paran de reír y hablar altísimo con las escocesas. Las bolivianas se han subido a las ramas de un árbol y hacen concursos de salto. Las indias y las alemanas observan juntas la tierra de la huerta comentando sus cualidades. Las españolas se han puesto a cantar como locas. Una patata inglesa está en mitad de la fiesta pidiéndole a un pájaro que la suba a lo alto de la montaña. Y Cata Patata se mueve encantada de grupo en grupo charlando con todas.

¡Atención, atención! Por favor, que se vayan preparando las comisiones. La exhibición de recetas va a comenzar— anuncia un altavoz. Y como en una estampida, las patatas corren de un lado a otro preparando los tenderetes donde realizarán las recetas de sus lugares de origen. Las comisiones reclaman sartenes, ralladores, cucharas, especias, sal, aceite y otros ingredientes sabrosísimos. Y Cata Patata corre de un lado a otro. Ahora con un manojo de cebollas, luego con una torre de cacerolas más alta que ella, después con una bandeja llena de cuchillos y siempre con una sonrisa de oreja a oreja. Por fin todo está listo. Las comisiones ultiman los detalles en los platos. En toda la huerta se mezclan los olores de los diferentes fogones y a las invitadas se les hace la boca agua.

Cata Patata lidera la comitiva que visitará puesto tras puesto degustando todas las recetas. Hay más de cincuenta puestos con diferentes recetas, a cada cual más rica. Cuando han visitado diez ya casi no les cabe nada más en la barriga… Las invitadas de la fiesta corren de un puesto a otro probando las recetas, charlando, riendo y comentando las formas de preparación. Cuando ya todo el mundo está lleno, Cata Patata decide ir a buscar su libro de recetas para apuntar la más apetecible de todas. —Uff, he probado cosas deliciosas, no sé cuál de todos ha sido mi plato preferido. Me han encantado el chapalele de Chile, el irio de Kenia y el yapingacho de Ecuador. Los ñoqui italianos estaban deliciosos. ¡Ah! y el aloo bonda de la India, no me esperaba que fuera tan sabroso.





Preguntas:
1.- ¿Cómo nace la patata? ¿Uso?
2.- ¿Sabías que existían tantos tipos de patata como las invitadas de cata patata?
3.- Para asistir a la fiesta de Cata Patata que debía llevar los invitados? ¿Por qué ?  
3.- ¿Qué recetas conoces con patatas?
4.- ¿Cuáles patatas asistieron a la fiesta y especifique su aspecto criollo? 
5.- Investiga una de las recetas ganadoras que mas te llame la atención.

lunes, 13 de febrero de 2017

El lío de Tomate Basilio


¡Este puede ser el gran día!”, piensa Tomate Basilio desde hace una semana cada vez que se despierta en la plantación con el rocío de la madrugada. Basilio vive en una huerta hermosísima, rodeado de otros tomates y muchas otras verduras y frutas.

 Durante días y días se ha dedicado a tomar el sol, beber agua y pasarlo pipa con el resto de habitantes de la parcela. Las cebollas no paran de bromear. Los calabacines, ya se sabe, lo que más les gusta es la fiesta y la algarabía. ¡En fin!, qué se puede decir de las berenjenas, con ese ritmo que tienen. O de las judías, que no paran de hablar y contar historias sobre todos los demás.

Hay días en la huerta que de puro jaleo y alegría parece que van a despertar a los vecinos de las casas de al lado. Sobre todo cuando después de un chaparrón, vuelve a salir el sol; o por las noches, cuando toca riego; o por las mañanas, cuando todo el mundo se despierta al alba oyendo los quiquiriquí del gallo. También se monta una buena cuando tras la lluvia salen los caracoles y se pasean y hacen a las frutas y a las verduras unas cosquillas que no pueden soportar. Últimamente Basilio está nervioso. Se ha dado cuenta de que ya está bien grande, rojito por fuera y jugoso por dentro.  Es un tomate hecho y derecho. Es hora de decidir su destino. “¡Ay, soy tan afortunado por ser un tomate y poder dedicarme a tan hermosas cosas!” piensa Basilio día sí, día también.

 —¿A qué voy a dedicarme? ¡Podría hacerme ketchup, o ensalada, o tomate frito, o tomate de lasaña, o de pizza! Umm no, quizás de pan con tomate... Ay, qué lío, qué lío. ¿A qué me dedico? Con tantas dudas finalmente Basilio decide contarles su lío al resto de verduras.   —Ay qué lío, qué lío— grita Basilio. —¿Qué sucede?— le preguntan las verduras

—Estoy muy confuso, no sé a qué dedicarme. En seguida las berenjenas quieren opinar.  —Has de hacerte ketchup. Un tomate tan brillante y glamuroso como tú se merece destacar, ser admirado en las alacenas de los grandes supermercados, conocido en las mesas de las hamburgueserías más grandes. ¡Maquillado, vestido, aliñado, mezclado y optimizado!

 Además, la gente que te coma se relamerá los dedos. —Ay, qué lío, qué lío— exclama Tomate Basilio. —Nosotras sabemos lo que has de ser— responden raudas las lechugas. —Un tomate tan simpático y amable como tú debería hacerse ensalada. Vas a conocer a un montón de gente buena y simpática (lechugas, cebollas, rábanos, aceitunas y otros tomates). Disfrutarás de una vida sencilla y relajada. Y lo más importante, la gente que te coma se llenará de vitaminas y salud. —Ay, qué lío, qué lío— suspira Tomate Basilio.

 —¡No, no y no!— opinan los calabacines. —Un tomate tan decidido como tú puede lograr lo que se proponga. Lo que tienes que hacer es conseguir ser un tomate concentrado. Vivirás experiencias inigualables pasando por numerosas máquinas que te mezclarán, potenciarán y espachurrarán hasta que sólo quede lo mejor de ti. Si te esfuerzas muchísimo podrías acabar siendo el tomate de una lasaña precocinada, o mejor aún, ¡de una pizza ultracongelada!  Además la gente que te coma se llenará rápido y así tendrá más tiempo para ir a trabajar. —Ay qué lío, que lío— llora Tomate Basilio. —¡ketchup, ensalada, pizza, lasaña, pan con tomate! — exclaman las judías revolucionando a toda la huerta.

Tras mucho pensar, Basilio decide que se merece una vida de fama y lujos, y cuando lo vienen a recoger se mete en la cesta que va para la fábrica de ketchup. La excitación y alegría de Basilio dura bastante, mientras le añaden productos químicos para darle más sabor, más color, más consistencia, más duración, y mientras lo masajean, estrujan, moldean. Es verdad que algunos de los aditivos que le echan huelen bastante mal y que tanto masaje le pone un poco nervioso, pero cuando sale del proceso está increíblemente brillante y glamuroso en su bote de plástico rojo. Es verdad que algunas veces le entran dudas pues piensa: “¿Es que yo antes era un desastre? ¿Mi sabor, mi color, mi consistencia eran malas? ¿Por qué me han cambiado tanto?” Pero no se deja amilanar por las dudas y levanta bien la cabeza para que las familias llenen sus hamburguesas de ketchup. Sin embargo, tras estar en la hamburguesería Basilio se siente agotado, mayor, sucio... Echa de menos su antigua forma, y además empieza a fijarse en lo poco saludable que resulta para las familias comer ese ketchup lleno de colorantes, conservantes y potenciadores del sabor... “¡Qué pena! En realidad nadie se está beneficiando de todas mis vitaminas, y encima este sabor tan raro no soy yo de verdad. ¿Me habré equivocado en mi decisión? Basilio decide que lo que más le apetece es una vida tranquila y sencilla, y cuando lo vienen a recoger se mete en la cesta que va para el mercado del pueblo.



Tras media hora en un camión lo colocan en unas cestas junto a otras verduras de su huerta y otras huertas cercanas. Hay un ambiente muy dicharachero, todas las verduras haciendo bromas y poniendo su mejor cara cuando las familias se acercan a comprar. A media mañana un señor elije a Basilio, junto con otro montón de cebollas, pepinos, tomates… y los coloca en la cesta de su bicicleta. El viaje es fenomenal. ¡Nunca había disfrutado tanto Basilio del paisaje y traqueteo de los caminos! Al llegar a casa el señor corta todas las verduras en trozos y las aliña con un aceite de lo más cariñoso y una sal bien chistosa. Cuando llega toda la familia y se sientan a comer en el porche de fuera de la casa, Basilio no puede sentirse más orgulloso de la decisión que ha tomado. Los comensales se chupan los dedos y no paran de decir lo rico que sabe todo, y cuando después se ponen a jugar, Basilio sabe que todas las vitaminas y nutrientes que él sacó del sol y la lluvia están verdaderamente bien aprovechados.


Tras mucho pensar Basilio decide que va a intentar esforzarse al máximo, y cuando lo vienen a recoger se mete en la caja que va para la fábrica de tomate concentrado. El viaje es bastante incómodo, van todos apretados y los transportistas tienen mucha prisa y no son demasiado simpáticos. Una vez en la fábrica, los dejan un montón de horas olvidados en un rincón, y cuando los cogen otra vez aquello parece un parque de atracciones. Basilio pasa por más de veinte toboganes y ruedas giratorias donde cada vez le exprimen más y más, tanto que ya no sabe ni donde esta.

 Llega un momento que aquello ya no es nada divertido, pero Basilio se anima pensando en lo estupendo que va a ser todo luego. Una vez que ya está bien concentrado le añaden un montón de ingredientes raros, muchos de ellos productos químicos para que su sabor, su olor y su color sean más fuertes y para que dure mucho tiempo sin ponerse malo. Después de mucho rato Basilio se queda dormido de aburrimiento. Se despierta helado de frío en una pizza ultracongelada rodeado de otros ingredientes que, como él, están agotados después de todo lo que les han hecho. A Basilio no le queda ni un poquito de alegría… y de las vitaminas ¡mejor ni hablar! “Espero que quien me coma se quede muy contento, porque la verdad... no creo que saque nada bueno de mí. ¡Qué pena! ¿Me habré equivocado de decisión?”, piensa Basilio.


Preguntas:
¿Cuál de las tres opciones ha dejado más contento a Basilio? ¿Por qué?
 ¿Qué hubierais hecho usted si fuera Basilio?
 ¿Qué diferencias existen en los distintos productos en los que acaba transformado Basilio?
¿De los tres alimentos, cuál es el más saludable? ¿Por qué?
¿Conoces la importancia de una alimentación saludable para el bienestar de su salud?
¿Cuáles beneficios nutricionales se obtiene de los productos naturales en relación con los alimentos procesados?


jueves, 9 de febrero de 2017

Pepa la berza en la asamblea


— ¡Rápido, rápido, hacen falta más sillas!— gritan los pepinos nerviosos. — ¿Estamos ya todas?    — pregunta una vieja haba. Pepa bosteza mientras se levanta de su cama. No sabe a qué viene tanto alboroto. “¿Será hoy un día importante?”, se pregunta mientras se lava la cara. Pepa la berza siempre anda un poco distraída. Se asoma a la ventana y ve cómo sus compañeras reunidas en la plaza miran hacia su ventana con una sonrisa pícara.

— ¡Pepa baja rápido, que hoy es la asamblea!— gritan las hortalizas al unísono. La olvidadiza berza no se acordaba de la importante fecha, se pone sus madreñas y baja corriendo a la plaza. Pepa vive en un pequeño huerto comunitario. Un gran número de hortalizas comparten su barrio cerca de un precioso río y rodeadas de más huertos. Con el trascurso de los años el pequeño huerto ha ido creciendo poco a poco, pues han ido llegando nuevas verduras y frutas que llenan de alegría y color el barrio. Por eso han decidido reunirse una vez al mes en asamblea y tomar entre todas las mejores decisiones para el huerto.

 “La de hoy es una asamblea importante”, piensa Pepa mientras baja corriendo a la plaza. “Hoy decidimos nuestro futuro”. Todo el huerto está reunido en la plaza, esperando en silencio a que comience la asamblea. — ¿Estamos por fin todas?— pregunta Honorato el boniato, mirando de reojo a Pepa. —Este mes me toca a mí presidir la asamblea — continua Honorato. —La de hoy es una reunión importante, hoy decidiremos cuál es el futuro de nuestro barrio. Como todas sabéis, nuestro pequeño huerto ha ido creciendo poco a poco y es momento de que decidamos qué modelo de huerto queremos para nosotras.

— ¡Qué tensión!— exclaman las peras. “Que importante decisión”, piensa una berenjena mientras se frota las manos de puro nerviosismo. Todas las hortalizas del huerto comienzan a levantar la mano para expresar su opinión. Todas escuchan, comentan y explican sus ideas. Pero el problema que encuentran finalmente es que no saben cuáles son sus opciones. —Creo que tengo una idea— exclama Pepa de repente. — ¿Qué os parece si visitamos los huertos vecinos y vemos cómo viven ellos?

 Las demás hortalizas se sorprenden por la buena idea de Pepa. Aunque siempre es muy despistada, la verdad es que tiene una mente muy despierta. La primera visita la hacen a una pequeña huerta cercana llamada Huerta Libélula. Las recibe un risueño bubango. —Buen día, me llamo Yeray. Bienvenidas a nuestra huerta. Tras todos los saludos y presentaciones, comienzan la visita. Yeray y Pepa van en cabeza de la comitiva charlando alegremente. —Aquí no tenemos guagua , ni coche para ir al río. 

Si alguien quiere ir a bañarse coge la bici. Las hortalizas están sorprendidas con el pequeño pero maravilloso huerto. Allí todas viven juntas y en armonía, por las noches cantan en la hoguera hasta bien entrada la mañana, donde reciben el rocío que las nutre y da energía. Yeray les explica que su huerto es familiar. Su única preocupación es crecer y florecer para alimentar a la familia que les cuida. —Aunque somos poquitas, Susana y su familia nos cuidan muy bien. 

Nos riegan con el agua del río y nos cuidan con los mejores productos sin usar pesticidas . —Así, aunque crecemos poco a poco, tenemos tremendo sabor— comenta el bubango. Antes de irse, todas se intercambian sus direcciones para seguir en contacto por carta. “¡Vaya verduras más saladas!”, piensa Pepa. 

La segunda visita la hacen a un gran huerto de producción enorme llamado Hortalizas & Co, situado más abajo del río. Nada más llegar un fuerte olor les inunda las narices a nuestras hortalizas. — ¿Qué huele tan raro?— pregunta una zanahoria muy joven. — ¿Por qué las nubes aquí tienen ese color oscuro?— comentan extrañados unos guisantes. En el gran huerto las verduras corren de un lado para otro sin hablar entre ellas, como si todas tuvieran mucha prisa. Todas las verduras lucen una figura impresionante, parecen modelos. Además hay muchísimas y algunas de verano, ¡aunque estamos en invierno!

“¿De dónde habrá salido ese grupo de tomates en pleno diciembre?” se pregunta Pepa. De pronto una manzana redonda y brillante se para frente al grupo. —Buenas tardes, bienvenidas a nuestro maravilloso huerto. Mi nombre es Dory y soy la encargada de enseñaros nuestra maravillosa ciudad. 

Mientras comienza la visita, lo primero que le preguntan es a dónde va todo el mundo con tanta prisa. —En este huerto todos tenemos siempre algo que hacer. Unos días tenemos sesión de fertilizantes para crecer más rápido. Otro día nos duchamos con pesticida, así los bichitos no entran en el huerto. Y varios días a la semana nos rocían con otros productos para tener un color más vivo y brillante     — responde Dory.

 Las verduras están un poco extrañadas. — ¿Y cuándo vais al río a nadar?— pregunta Pepa. —Esto es la ciudad, chica— dice la manzana. —Aquí traemos el agua del río con varias tuberías y unos sistemas muy modernos para bañarnos usando nuestros productos químicos. Todo está pensado para que crezcamos muy rápido, así los dueños del huerto pueden vender mucho y ganar más dinero. Dory les explica que las personas que trabajan en el huerto y las cuidan no se alimentan con ellas, sino que las meten en camiones y las llevan a un gran centro comercial.

 —Además tampoco necesitamos muchas personas que nos cuiden, casi todo lo hacen máquinas, es muy descansado— puntualiza la guía. De nuevo en su huerto las hortalizas se reúnen en asamblea.  — ¡Silencio, silencio! —exclama Honorato. — ¡Comienza la votación! Todas las hortalizas levantan la mano con la decisión que quieren elegir. Al final, Pepa hace el recuento de las manos levantadas
Tras horas de debate en la asamblea las hortalizas deciden seguir el modelo que vieron en la pequeña Huerta Libélula.

 Pepa está muy contenta pues cada poco tiempo duerme en una casa diferente de su barrio. Todas las hortalizas cambian de vivienda para así mantener el suelo fértil y sano. — ¡Fiesta de pijamas, fiesta de pijamas!— exclaman todas las noches los limones, mientras corretean de una casa a otra. Poco a poco el huerto continúa creciendo, pero de una forma proporcionada. Las hortalizas van a bañarse al río y disfrutan del aire puro y los rayos del sol. Aunque tardan más tiempo en crecer, todas se sienten llenas de energía.

 Algunos días las vienen a recoger para llevarlas a un mercado local. Allí pasan la mañana y parte de la tarde con otras frutas y verduras de otros huertos. Aunque no ganan mucho dinero las personas que las cuidan están contentas porque la gente que las prueba siempre repite. De vez en cuando Yeray y sus amigos vienen a visitarlas, y cantan canciones en la hoguera durante toda la noche. Pepa es muy feliz.
Tras horas de debate en la asamblea las hortalizas deciden seguir el modelo que vieron en la majestuosa y mecanizada Hortalizas & Co. Las hortalizas empiezan a trabajar su huerto. Añaden tuberías, elevan grandes edificios e incluyen unas cuantas máquinas. Los primeros meses todas están muy contentas. — ¡Cómo hemos crecido! — exclaman los pepinos. — ¡Qué brillantes y guapas estamos! — gritan las peras. Ahora viven todas apretujadas en grandes edificios y casi no tienen tiempo para hablar entre ellas. —“¡Así es la vida en la gran ciudad!”. 

Todas recuerdan las palabras de Dory. Poco a poco el huerto se llena de humo. Las nubes ya no tienen su color y todo huele un poquito raro. Nadie va ya al río porque es donde van a parar todos los productos con los que se bañan un día sí y otro también. Aunque están todas enormes y muy coloridas las hortalizas no se sienten tan llenas de energía como antes. Todas las mañanas Pepa se pregunta: “¿Habremos hecho bien eligiendo este modelo?”


Preguntas:
1.-¿Que alimento es Pepa en Venezuela?
2.-Cuál de las dos opciones ha dejado más contentos a Pepa y sus amigos?
3.- ¿Qué diferencias encuentras entre las dos huertas que visitaron?
4.- ¿Cómo afecta a la tierra cada huerta?
5.-¿Cuál cree usted que eran las hortalizas más saludables?
6.-¿Qué verduras piensas que son las más baratas? ¿Por qué?

miércoles, 8 de febrero de 2017

En la mano traigo:

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La ternura es el alma infantil que todo humano conserva dentro de su compleja personalidad. “En la mano traigo” representa a la antigua canción franco flamenca que en su desarrollo melódico toma el nombre de canción a la francesa. Esta forma que caracteriza a la canción como género lírico por excelencia, y que representa también a lied austriaco-alemán, va a tener influencia notable en los cantos populares españoles. De la Península Ibérica conquista América y acá se recrea con tiempos y formas musicales nuevos, la habanera y la serenata, entre otros. “En la mano traigo” caracteriza a la canción lírica, tanto por su desarrollo melódico, como por su tema poético pero su estructura rítmica representa un valse lento, que es conocido en Colombia con el nombre de Pasillo.


Las voces castizas, propias de su letra, corroboran la procedencia hispánica de “En la mano traigo” interpretada con amorosa dulzura por Carola Quiroz. La recopilación de esta canción pertenece al maestro Vicente Emilio Sojo; la armonización pianística la realizó el maestro antes de 1936 y está presente en la edición de sus célebres cuadernos de música venezolana. Posterior a esta fecha el maestro Sojo se dedicó a la docencia musical y a la creación de dos instituciones pilares de la música en Venezuela: el Orfeón Lamas y la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Miguel Delgado Estevez logra, a través de un magnífico arreglo, darle a este tema la ternura necesaria para convertirlo en una canción amorosa dedicada a nuestros niños.

En la mano traigo

En la mano traigo
un clavel morado
si me abres la puerta
yo te lo regalo.

De allá abajo vengo
recogiendo flores
para hacer un ramo
de bellos colores.

De allá abajo vengo
siguiendo una estrella
para que el maestro
Se alumbre con ella.

Esta casa es grande
tiene cuatro esquinas
y en el centro tiene
rosas clavellinas.


Escuchen con mucha atención la canción:




Preguntas:

1.- ¿Qué es canción lírica?
2.- Busca las palabras desconocidas en el diccionario.
3.- ¿Quién creó la Orquesta Sinfónica de Venezuela? 
4.- Investigar sobre Orquesta Sinfónica de Venezuela.
5- ¿Te llama la atención la música? ¿Tocas algún instrumento musical? ¿Cuál?